La autonomía funcional se presenta de dos formas: la primera es la autonomía funcional perseverante. Se refiere esencialmente a los hábitos (conductas que ya no sirven para sus propósitos originales, pero que aún se mantienen) Por ejemplo, podrías haber empezado a fumar como símbolo de la rebeldía adolescente, pero ahora no puedes dejarlo ¡porque sencillamente no puedes abandonarlo! Los rituales sociales tipo “Jesús o salud” cuando alguien estornuda tuvo su razón en un tiempo (¡durante la plaga, e estornudo era de lejos, un signo más serio de lo que es hoy en día!), pero aún continúa actualmente porque tiene que ver con una forma de educación.
La autonomía funcional apropiada es algo más dirigida al self que los hábitos. Los valores constituyen el ejemplo más común. Quizás te castigaron por ser egoísta cuando pequeño. Esta acción, de ninguna manera te detractó de ser un gran generoso actualmente; más bien, ¡se convirtió en un valor para ti!
Es probable que puedas observar ahora que la idea de autonomía funcional de Allport pueda haberse derivado de la frustración de éste con Freud (o con los conductistas) Por supuesto que esto podría interpretarse como una creencia defensiva por parte de Allport.
La idea de autonomía funcional (valores) llevó a Allport y a sus seguidores Vernon y Lindzey a desarrollar una categoría de valores ( en un libro llamado A Study of Values (Un estudio de Valores), 1960, y a una Prueba de valores (test):
- El Teórico -- un científico, por ejemplo, valora la verdad.
- El Económico -- un negociante valoraría la utilidad.
- El Estético -- un artista naturalmente valora la belleza.
- El Social -- una enfermera podría tener un fuerte amor por las personas.
- El Político -- un político valoraría el poder.
- El Religioso -- un monje o una monja probablemente valora la unidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario